3. Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica
por no haber estado dispuesto a dedicarle el tiempo requerido. 2No te engañes a ti mismo con respecto a
esto. 3Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de
situaciones que parecen estar fuera de tu control. 4Aprende a distinguir aquellas situaciones que no son
propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad.
4. Aquellas sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a
cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo. 2No estás
dispuesto a cooperar en la práctica de la salvación sólo si ello supone un obstáculo para los objetivos que
son más importantes para ti. 3Una vez que dejes de otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de
práctica se conviertan en los sustitutos de las letanías que les dedicabas. 4Pues no te aportaron nada.
5Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo. 6Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en
paz.
5. El formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos dos veces al día, o
más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado. 2Lee las ideas y
comentarios que se ofrecen para los ejercicios de cada día. 3Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu
mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocupaciones.
6. Invita las ideas a tu mente, y deja que ésta las use según crea conveniente. 2Ten fe en que sabrá
usarlas debidamente, pues para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los
pensamientos a ti. 3¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente? 4Ten fe,
durante estos repasos, en que los medios que el Espíritu Santo utiliza no pueden fallar. 5La sabiduría de
tu mente acudirá en tu ayuda. 6Dale instrucciones al principio, luego relájate con completa confianza y deja
que la mente utilice los pensamientos que le diste tal como te fueron dados para que ella los utilizara.
7. Se te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguridad de que harías un buen uso de ellos;
con la absoluta fe de que entenderías sus mensajes y los utilizarías en beneficio propio. 2Ofréceselos a tu
mente con esa misma confianza, seguridad y fe. 3Ella no fallará. 4Pues es el medio del que el Espíritu
Santo se vale para tu salvación. 5Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora
de la tuya también.
8. Hacemos hincapié en lo beneficioso que sería para ti dedicar los primeros cinco minutos del día a tus
repasos, así como los últimos cinco antes de irte a dormir. 2Si esto no es factible, trata por lo menos de
dividirlos de tal manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora antes de irte a
dormir.
9. Los ejercicios a llevar a cabo a lo largo del día son igualmente importantes, o incluso más importantes.
2Te has sentido inclinado a hacer los ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a
ocuparte de otras cosas a las que no aplicas lo que has aprendido. 3Como resultado de ello, no has
reforzado suficientemente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los
regalos que te puede ofrecer. 4He aquí otra oportunidad de hacer un buen uso de él.
10. Durante estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca inactivo
entre tus dos sesiones de práctica más largas. 2Intenta dar a tus dos ideas diarias un repaso breve,
aunque serio, cada hora. 3Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más tarde. 4No
necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. 5Repite la idea, y deja que tu mente descanse
en silencio y en paz por un rato. 6Luego puedes dedicarte a otras cosas. aTrata, sin embargo, de mantener
el pensamiento vivo en ti, y deja que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del día.
11. Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. 2Estas sesiones de práctica están diseñadas para
ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. 3No es cuestión de
repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. 4La ayuda que te puede prestar es infinita. 5Y su propósito
es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier
clase de ayuda. 6Procura, pues, tener presente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean
santas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser.
12. Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe repetir a la
hora en punto, así como del que se debe repetir media hora más tarde. 2No te olvides. 3Esta segunda
oportunidad de repasar cada una de estas ideas producirá avances tan grandes que emergeremos de
estos repasos con ganancias tan extraordinarias en nuestro aprendizaje que de ahí en adelante
marcharemos sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe.
13. No te olvides de lo poco que has aprendido. 2No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora.
3No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio.
LECCIÓN 111
Para los repasos de mañana y noche:
1. (91) Los milagros se ven en la luz.
3Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y
me deje ver la inocencia que mora en mí.
2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.
2Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio.
3Mi debilidad es la oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su
fortaleza para que ocupe su lugar.
3. A la hora en punto:
2Los milagros se ven en la luz.
3Media hora más tarde: